Tales propuestas suenan bonito al oído del asalariado público, pero llama la atención que estas se hacen obviando un “pequeño detalle”: el caudal de sanciones impuestas por el gobierno norteamericano (más de 900) -y que según sus propios voceros- estas son para destruir la economía del país, pulverizar la moneda nacional, y evitar que el gobierno encabezado por Nicolás Maduro pueda obtener auxilios del sistema financiero internacional para solventar las necesidades normales de una nación o las inducidas por el propio bloqueo.
En ese contexto, pareciera que quienes abordan el tema solo para solicitar aumentos salariales y/o culpar a Maduro de “ineficaz ante la crisis”, lo hacen por pura politiquería demagógica o quizá haciendo cálculos electoreros partidistas.
Mientras el país no supere su estatus de economía dependiente, lo cual pasa por producir, producir y producir, seguiremos en un nudo gordiano donde se podrá hacer marchas, paros, soñar, gritar o patalear, peeeeero... sin plata no hay paraíso.
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