DESDE LA RESILIENCIA HASTA LA ESPERANZA

Más allá de esos deseos individuales, que el 31 de diciembre de 2020 nos manifestamos entre familiares y amigos para que el año 2021 fuere muchísimo mejor que el que despedíamos, contamos con la fortuna que dichos deseos cabalgaron sobre pautas, planes y programas concretos que el presidente Nicolás Maduro -desde el mismo mes enero- anunció bajo la promesa de terminar el año en franca recuperación.

Aunque somos tendentes a olvidar lo pasado, no se hace difícil recordar esas colas que se hacían y donde hasta peleas se suscitaron para la adquisición de un artículo de la dieta básica; en este momento pareciera impertinente detallar sobre ese doloroso e inducido pasado bastante reciente, es mejor enfocarnos en los pasos avanzados y en los aires de esperanza y renovación que colectivamente se respira en estos días.

Aunque la relatividad puede estar presente en cualquier interpretación de los hechos, y eso hace que a determinadas personas le sea difícil reconocer o emitir expresiones asertivas, la realidad diaria se impone, se margina el pesimismo, se abren espacios hacia la alegría familiar, las festividades decembrinas, la dialéctica se vuelve esperanzadora y se proyecta en un venturoso año por venir.

Es momento de regocijarnos por lo que somos, paladines de la resistencia y la alegría; para los venezolanos, por muy calamitosas que parezcan las cosas siempre termina el año entre abrazos, besos, brindis y compartir de buenos deseos para unos, para otros, para propios, para extraños, para todos en general sin importar distinción, eso somos y seguiremos siendo eternamente.

Feliz año para todas y todos y un venturoso 2022.