Es posible que un buen número de personas vean con agrado
o entusiasmo la oferta electoral, que los candidatos del imperio Henry
“Faltrump” y Javier Bertrumcci, han estado ofreciendo a los electores del país
con el propósito de sacarles el voto. El primero de los mencionado ha dicho que en su
gobierno el salario mínimo será de 75 $; por su parte, el otro vende-patria afirmó que elevará progresivamente el salario hasta el nivel de
los 300 $ mensuales.
En cuanto a los que ven con simpatía la dolarización de
las finanzas nacionales, pensando tal vez que cambiarán sus dolaritos por enormes cantidades de Bs y ganar de esa
forma más poder adquisitivo, hay que advertirles que dolarizado el país salen
de circulación las monedas venezolanas, y los depredadores sociales –conocidos
como comerciantes- continuarán su tarea especulativa de precios arbitrarios y robarán
en un santiamén el efímero salario de las y los trabajadores de nuestra patria.
Los problemas que estamos sufriendo los venezolanos, son
producto de las distorsiones ocasionadas por múltiples formatos que han
aplicado a la economía del país en el marco de una guerra no convencional cuyo
propósito es dar al traste con la revolución chavista y bolivariana.
A tan solo pocos días de las elecciones presidenciales,
el panorama luce confrontable y verificable entre dos posiciones antagónicas:
lo que es bueno para soberanía del país y la libertad de los venezolanos, no lo
es para las corporaciones norteamericanas, eso lo saben chavistas y opositores.
En ese contexto, la decisión electoral de los venezolanos puede ser influida
por factores emocionales o sentimentales, pero al final siempre se impone una
mayoría caracterizada por el nivel de conciencia que les inculcó Chávez.
Héctor Barrios
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